Hoy, mientras conversaba con mi abuela, me di cuenta de algo que en el fondo siempre había sabido pero que antes no había querido aceptar: si tu relación con un hombre no es buena desde el inicio, las probabilidades de que cambie después son cada vez menores.
Cuando comenzamos a salir con otra persona, ambos están a la expectativa de como comenzar a portarse con el otro. Son flexibles pues aún no se han forjado patrones de conducta. Y es entonces cuando tienes que dejar claro que te gusta y que no, más específicamente: cuanto vas a soportarle.
Mi consejo en general sería que si una relación no funciona y no te sientes respetada, mejor la dejes y la próxima vez que conozcas a alguien no le permitas faltas de respeto. Pero solo tú puedes decidir si la relación en verdad vale la pena y si aún hay algo que hacer para mejorarla... en ese caso, calma, tampoco es que todo esté perdido, solo que será mucho más difícil.
Te daré el ejemplo de mi abuela que logró "corregir" a su marido. Ella sufrió bastante con mi abuelo, un hombre generoso, inteligente y de buenos sentimientos que sin embargo la ahogaba con sus celos. Él fue bastante mujeriego e incluso autoritario. Y por si fuera poco, adoraba a mi tía, haciendo a mi pobre abuela limpiarle y cocinarle a esa otra mujer! Hasta que claro, un día mi abuela se cansó y lo puso en su lugar. "No voy a ser la sirvienta de esa mujer y quiero que me des mi lugar o esto se termina y te vas con ella"... Eso más un poco de indiferencia y frialdad y santo remedio! Mi abuelo cambió.
A veces solo basta con que el chico se percate de que no estarás ahí siempre para soportarle todo, que tú también tienes opciones y te irás si no te sientes amada, respetada y tratada como lo mereces.
En otras ocasiones, lo mejor es razonar y negociar, si tienes la suerte (o mejor dicho la inteligencia) como para estar con un hombre que busque tu bienestar y una relación equilibrada, entonces invitale una cerveza y relajadamente dile en unas 3-5 frases como te sientes respecto a alguna de sus actitudes o actos. Ofrece una solución y olvidate de reclamos, lágrimas o acusaciones. Simple y sencillamente, pero con mucho respeto. Verás que logras mucho más que llorando, gritando o esperando a que entienda por sí mismo (recuerda que ningún hombre, por mucho que te ame puede leer tu mente -es más, ni siquiera tú puedes leer la suya).
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